Ferrocarriles Bolivianos

Tras años de abandono los ferrocarriles de Bolivia están en una condición mal. Bolivia tiene dos redes distintas. La red del oeste va por los Andes, la red del oriente va desde Bolivia hacia Argentina y Brasil. A pesar de proyectos desde el inicio del siglo 20, se no pudo acabar una conexión entre las redes. Partidos extranjeros supieron dirigir el dinero internacional a otros proyectos. Las empresas petroleas lograron la construcción de una carretera entre Cochabamba y Santa Cruz en lugar de la ferrovía. Mas reciente producentes de soya en los Estados Unidos han obstruido el proyecto de nuevo, temiendo la competencia desde Sudamérica, si se puede transportar la soya de Bolivia a los puertos de Chile.

El ferrocarril entre Oruro y Aiquile, que también va por Cochabamba, está cerrado hace 5 años. Había inundaciones anuales y como la vía tampoco va hacia el Oriente, los gastos eran demasiados. Los rieles y puentes todavía están en lugar, pero son muy antiguos, en su mayoridad de los inicios del siglo 20.

Una empresa norteamericana, Genesee & Wyoming, compró la Ferroviaria Oriental privatizada. Pero lo no significa un servicio mejor. Retrasos de 10 horas son normales.

La vía pasa por llanos vastos; se puede solamente ver los cerros en la distancia. Al lado de la vía unos Menonitas con sombreros están manejando sus carros y silos de soya aparecen frecuentemente.
En San José de Chiquitos caballos se mueven desde la vía, así que el tren pueda pasar. Aquí el ferrocarril es parte de la vida del pueblo. Es el transporte más directo a Santa Cruz. Los campesinos van de lejos para ir por tren. Mineros entran la civilización después semanas de soledad y beben celebrando.

El tren entre Santa Cruz y Yacuiba no solamente es para pasajeros, sino también tiene vagones de carga. Por eso tiene que maniobrar muchas veces durante el viaje, dejando vagones en estaciones pequeñitas y coger otros. Cerca de Villa Montes dos locomotoras colocan unos vagones en su posición. Más adelante el tren sale de los llanos por un tiempo y encuentra paisaje más montañoso, yendo por un túnel.
Una empresa Chilena posee la Ferroviaria Andina. La gran diferencia es que los trenes aquí son puntuales – no hay retrasos. No lo supe y por eso solamente pude ver al ferrobus dejando Potosí desde detrás. El ferrobus solamente iba una vez por semana entre Potosí y Uyuni. El paisaje árido refleja las condiciones en cuales los bolivianos viven. El vehículo está pasando al Cerro Rico de Potosí.
Un carro sigue al ferrobus. Trabajadores y materiales van a su lugar de operación por el día. La vía también es un camino en este barrio de Potosí.
Cerca de muchas estaciones hay locomotoras de vapor antiguas. Normalmente su condición es admirable, a pesar del abandono de muchos años. Una vez pregunté a un obrero del ferrocarril si pueda sacar fotos de unas locomotoras de vapor. El no pudo entender mi interés: para él locomotoras de vapor son signos de un país retrasado, signos que Bolivia quiere dejar buscando el desarrollo de otros países. Una Garrat en Potosí está tomando el sol. Desgraciadamente no tiene un futuro de esperanza.
El salar de Uyuni es un fenómeno incomprensible de la naturaleza. A su lado es el pueblo de Uyuni, un lugar muy turístico. Pero también es un empalme de vías importantísimo. Trenes hacia Potosí salen de Uyuni. Más al sur las vías se dividen: una va a Chile, la otra a Argentina. Un tren de carga sale de Uyuni al sur, mientras la ultima luz del día enrojece a las nubes.
Tras una noche viajando desde Villazon el expreso llega a Oruro. Desde esa cuidad las carreteras están en un estado adecuado. Pasajeros que quieren continuar hacia La Paz tienen que ir por flota.

La locomotora deja su tren y está curvando al taller mecánico. Mientras otra locomotora tira el tren desde el anden. Una empresa Japonesa construyo estas locomotoras y ellas mueven casi todo el trafico de la red andina.

Más tarde una locomotora trae el tren al parque de vagones. En las ciudades de Bolivia hay muchas calles de polvo y aun más perros. Pero también hay banderas, mostrando que la patria importa mucho.
Probablemente el viaje ferroviario mas interesante en Bolivia va desde Cochabamba a Aiquile. Es una vía de curvas y túneles por valles remotos. En el pasado locomotoras chiquitas remolcaron trenes en este sector. Se puede ver una de esas en la estación de Cochabamba.
Hoy día un buscarril corre tres veces por semana. No es más que un micro convertido para correr en rieles. El servicio corrió tres veces por semana en 2006. Va por pocos pueblos y la mayoría de la gente sube en cualquier lugar en cual un camino cruza la vía.

Aquí el buscarril para en el pueblo de Cliza, que aún tiene una estación pequeñita.

Pocos turistas viajan en el trén. Yo era el unico aquel tiempo y no hubo muchos en los meses antes.

Los carrilanos son muy simpáticos y me ayudaron con mucho. El buscarril aún parró así que yo pudo cruzar un puente a pie (oy, no esta en el estado mejor, el puente). El buscarril movió lentamente por el puente y el conductor sacó esta foto.

Una parada más en algún lugar remoto en los valles. Es casi increíble cuanto equipaje y cuantas personas el buscarril cabe. Claro, no hay mucho espacio adentro.
Carrilanos trabajando en la vía, vista desde el buscarril. No hay mucho mantenimiento, pero hay.
Finalmente el tren llega en Aiquile. Aquí es el fin del ferrocarril. El buscarril se voltea en el triángulo de rieles y va a la estación. El día siguiente va a volver a Cochabamba.